martes, 24 de febrero de 2009

CUEVAS,JOSÉ LUIS



1934 (Ciudad de México)

Dibujante grabador, escultor e ilustrador nacido en la Ciudad de México en el año de 1934, de formación esencialmente autodidacta. La figura más extrovertida de la Generación de Ruptura, José Luis Cuevas cobra notoriedad gracias al manifiesto conocido como la Cortina de Nopal (publicado en el Suplemento México en la Cultura del periódico Novedades entre 1957 y 1959).

En esa serie de artículos da a conocer su ideario estético, basado en la libertad de expresión tanto formal como temática entre los artistas jóvenes que querían alejarse de la Escuela Mexicana de Pintura, particularmente del muralismo y de su entonces ya anacrónico mensaje de contenido político y social. Esa postura anticonformista culmina con la realización de un Mural Efímero (término contradictorio con el que satiriza las pretensiones de continuidad de ese movimiento).

El acto tiene lugar en una concurrida esquina de la Zona Rosa, conocido barrio capitalino, que en sus inicios fuera punto de reunión de intelectuales y artistas, bautizado por él con ese nombre. Dicho happening revela sus enormes dotes autopublicitarias pues levanta gran revuelo entre los asistentes, siendo ampliamente comentado por la prensa nacional y extranjera.

Expresionista por influencia de José Clemente Orozco lo mismo que por una ferocidad gestual que nos recuerda a la estatuaria prehispánica -particularmente mexica- es la obra en su primera etapa. Hacia la década de los 60 se revela como uno de los más prestigiosos litógrafos contemporáneos, gracias a las series hechas en los Estados Unidos: Recollections of Childhood (1962) y Cuevas Charenton (1964), en Los Angeles; Crime by Cuevas en Nueva York (1968) y Homage to Quevedo (1969) en San Francisco.

La literatura ha permeado su obra desde que ilustró Los Mundos de Kafka y Cuevas (Filadelfia: Falcon Press, 1957), libro de lujo considerado como un valioso aporte a la bibliofilia contemporánea. Uno de los grandes representantes del neofigurativismo, forma parte también de la corriente interiorista, a favor de un arte más inclinado hacia la problemática existencial, con una visión neohumanista.

En los años 70 consolida su presencia como una de las más originales y polémicas personalidades de la cultura contemporánea mexicana. No obstante, al sentirse incomprendido se autoexilia en Francia, donde reafirma su prestigio con la gran retrospectiva de dibujo que le dedica el Museo de Arte Moderno de París Durante 1976, producto de variadas influencias como el recuerdo de ancestros catalanes por vía materna, una quema de brujas en la España del siglo XVII, así como sus correrías por los barrios gótico y chino de Barcelona y el de Malasana en Madrid, son las suites gráficas Catalana (1981), Vasca -llamada también Intolerancia- (1983) y Madrileña (1987). En ellas, su afición por lo grotesco cobra forma mediante el tenebrismo y en especial lo esperpéntico, tan propios de la tradición española.

La década de los 90 se caracteriza por un significativo incremento de su actividad escultórica, con bronces de diversos tamanos, entre las que sobresale La Giganta (1991), espectacular pieza que ejemplifica la dualidad masculino- femenina, realizada especialmente para el patio del Museo José Luis Cuevas (1992), en el que se aloja la colección de arte latinoamericano contemporáneo y europeo (fototipos de dibujos originales de Rembrandt y dos series gráficas de Pablo Picasso) donada por el artista y su esposa para ser exhibida en el viejo convento de Santa Inés, original del siglo XVII, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Retoma la influencia española -inspirada ahora en la cultura popular de Andalucía y en la lectura de las Soledades de Góngora- para realizar los dibujos de la Suite Andaluza (1993) durante una estadía de varios meses en Sevilla, ciudad que junto a París y la yucateca Mérida -tierra natal de su madre- figuran entre sus preferidas.

José Luis Cuevas se da a conocer internacionalmente muy joven al exponer en Washington, D. C. (1954), en París al año siguiente. Pablo Picasso adquiere dos de sus dibujos. Inicia así una amplísima trayectoria que comprende hasta ahora cientos de exposiciones individuales y colectivas en galerías, museos y ferias de arte de las principales ciudades del mundo.

Ha sido merecedor de importantes galardones y distinciones como el Primer Premio Internacional de Dibujo en la V Bienal de Sao Paulo (1959), el Primer Premio Internacional de Grabado en la I Trienal de Nueva Dehli (1968), el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México (1981), el Premio Internacional del Consejo Mundial de Grabado, en San Francisco (1984). La Reina Sofia de España le entrega el Premio "Tomás Francisco Prieto", durante el acto inaugural de la muestra retrospectiva gráfica que le dedica el Museo Casa de la Moneda de Madrid (1997).

Recibe la Orden de Caballero de las Artes y de las Letras de la República Francesa (1991). Ingresa la Sistema Nacional de Creadores como Creador Emérito (1993). Huésped de Honor en las principales ciudades mexicanas así como en Managua, Granada y León de Nicaragua (1993), y en Buenos Aires (1994). En ocasión de su nombramiento como Artista de la Ciudad por el Gobierno del Distrito Federal, se realizan diversos eventos en torno a su figura, culminando con la inauguración en el museo que lleva su nombre de la exposición José Luis Cuevas.

Al tiempo que su retrospectiva gráfica se presentaba en Madrid, a principios de 1998, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedica una gran retrospectiva de dibujo a la que el artista agrega la serie de pequeñas esculturas llamada Animales impuros, inspirada en el poemario del mismo nombre, original del escritor vanguardista español José-Miguel Ullán. Durante una breve estadía en Madrid a fines de ese año entrega a la soberana española una medalla de oro por él diseñada a la que llama Maestro Antiguo, en honor de Tomás Francisco Prieto, Grabador Real del monarca ilustrado Carlos III de España. Despide el año inaugurando en el Museo José Luis Cuevas la exposición Animales impuros, Obra Reciente: cerámica y escultura, en la que muestra su gran versatilidad formal agregando a los bronces de pequeño formato cien placas al relieve trabajadas en barro horneado a elevadas temperaturas
Vigoroso polemista, ha dictado numerosas conferencias en las que vierte su vasta cultura plástica, literaria y cinematográfica. Como escritor a destacado cultivando el periodismo autobiográfico para el suplemento dominical El Búho de Excélsior con la columna Cuevario (1985-1998). Con la extinción de dicho suplemento, su columna comienza a aparecer en el periódico, El Universal. Es autor de varios libros autobiográficos, el más reciente titulado Gato macho (1994), que contiene una extensa selección de esas aportaciones periodísticas.

Mediante su inconfundible y devastadora línea, el gran dibujante desnuda no sólo las almas sino también los cuerpos de sus personajes, reflejando en ellos las constantes que han marcado su estilo: enfermedad, vejez y muerte por lo que toca a la descomposición carnal; otra podredumbre -de índole moral- la retrata recurriendo a la prostitución y el despotismo. Para entender toda esa magnificación de la degradación humana habría que remitirse a la infancia del artista, que transcurre en un entorno de seres marginados habitantes del viejo centro de su ciudad natal; personajes que buscará reiteradamente incursionando por los "barrios bravos " de Madrid, Tánger, Nueva York, Hamburgo y tantas otras urbes, con lo cual se convierte en un relator gráfico de la soledad y angustia que acompañan al hombre en los grandes conglomerados urbanos. Por tanto, hay que apreciar su obra siempre mediante el hilo conductor de la carne: aquella de hospital, de morgue, de burdel, pero también la del goce íntimo que el erotismo representa en su obra como una afirmación de vida.

José Luis Cuevas confiere al autorretrato un lugar preeminente en su ejercicio plástico, haciendo de esa práctica un cotidiano ritual a través del cual es posible advertir su obsesiva y profunda meditación sobre el paso del tiempo y la muerte.

Con la enfermedad y muerte de su esposa Bertha (directora del Museo José Luis Cuevas de 1994 a mayo de 2000) finaliza la costumbre del retrato fotográfico que ella le tomó diariamente desde 1955, cuando se conocieron, hasta pocos meses antes de su deceso. Concluye el 2000 inaugurando la escultura monumental Hombre mirando al infinito: Homenaje a Bertha Cuevas en la capitalina plaza Necaxa, para después trasladarse a Copenhague, donde inaugura la muestra José Luis Cuevas: un expresionista mexicano, presentada en el 2001 en el Museo de Mataró, Cataluña, España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario