viernes, 15 de mayo de 2009

EL RENACIMIENTO FLAMENCO

El nacimiento de una pintura burgesa

Mientras la pintura italiana, impregnada de humanismo, fue el resultado de un proceso de investigación teórica e intelectual, los "primitivos" flamencos inventaron una representación del mundo caracterizada por la mímesis y la riqueza simbólica.

Durante el siglo XV, Flandes fue una de las regiones más prósperas y urbanizadas de Europa. La Iglesia y la burguesía mercantil se enriquecieron y se transformaron en una clientela de creciente importancia para los artistas. La abundancia de encargos generó la necesidad de ampliar los talleres y aumentar el número de aprendices. Al mismo tiempo, los miembros y las corporaciones ligadas a los poderes locales liberaron de su status de artesanos a los maestros más importantes que dirigían talleres (Roger van der Weyden, Dirk Bouts). Así, según un sistema de franquicias, fueron incorporados a los notables, permitiéndoseles ejercer en todas las ciudades. Las prácticas artísticas también evolucionaron. Las relaciones que Flandes mantuvo con otras regiones de Europa motivaron a los artistas a formarse fuera de las fronteras del país. Italia (en el caso de Justo Gante) y Borboña (para Jan y Hubert van Eyck) fueron destinos privilegiados por los artistas de Flandes, que encontraron allí nuevas fuentes de inspiración y dieron a conocer sus propias técnicas.

Cabe aclarar que la región de Flandes estaba comprendida por los actuales países de Bélgica, Luxemburgo y parte de Holanda.

El desarrollo de la pintura al óleo

Se considera a los pintores flamencos como los inventores de la pintura al óleo. Esta técnica, que consiste en mezclar pigmentos molidos con un medio translúcido y secante, ofrecía una soltura en la ejecución y nuevas posibilidades cromáticas.

Permitía, tanto sobre madera como sobre tela, crear efectos de transparencia y de superposición (veladuras), jugar con los matices, la iluminación, los reflejos y las evanescencias. Esta innovación técnica presentaba numerosas ventajas respecto de la témpera y acentuaba la ilusión de profundidad en los paisajes y decorados. Así, la perspectiva atmosférica, que fue posteriormente teorizada por Leonardo Da Vinci, se convirtió en uno de los aspectos característicos del arte flamenco durante más de un siglo.



LOS ARNOLFINI, pintura realizada por Jan Van Eyck en 1434
Un doble retrato, secular y con símbolos religiosos. Giovanni Arnolfini dirigía en Brujas la sucursal del banco florentino de los Medici. Jan van Eyck representa acuciosamente su residencia y traje de gala. Mezcla el universo concreto de la alta burguesía con elementos religiosos: el énfasis dado al vientre femenino, la cama, el perro como símbolo de fidelidad, el plumero y la figura de madera de Santa Margarita, protectora del hogar, símbolos de los deberes de la mujer, entre otros.

Una nueva estética

Los encargos religiosos de iglesias y capillas conservaron la forma del retablo, heredadas de las tradiciones medievales. Los pintores explotaron también la dimensión teatral. Mediante la combinción de batientes que se abrían y cerraban, y con la multiplicación de figuras y detalles significativos, crearon verdaderos "cuadros animados", a semejanza de las representaciones teatrales de inspiración religiosa en boga durante los siglos XIV y XV. Con la introducción de una nueva representación de la fe, más cercana a la realidad y a la vida humana, los pintores flamencos, y en especial los Van Eyck, instauraron una relación más familiar entre Dios y el espectador.

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